El Valor De Las Palabras Trabajo

A todos nos suena la expresión ¡otra vez es lunes!, que asociamos con el comienzo de las jornadas de trabajo y las interminables horas que nos conducirán de vuelta a la liberación del viernes, donde a partir de entonces, el tiempo parece acelerarse demasiado para nuestro gusto y desembocar en la noche del domingo para llegar al comienzo de los días laborables.

¡Qué estrés! :( Nuestra vida se desarrolla semana tras semana hasta llegar a los días de descanso, y de ellos a la búsqueda del mes de vacaciones... y un día nos damos cuenta de que somos esclavos y que la vida se nos está escapando estúpidamente.

Pero más allá de lo que cada uno viva como esclavitud, resulta que la palabra trabajo viene del latín «tripaliare» y a su vez de «tripalium», que era el yugo hecho con tres palos con los que amarraban a los esclavos para azotarlos; de ahí que asociamos trabajo con sufrimiento, pues labor está asociada a dolor. De hecho, en nuestra lengua, el euskera, trabajador rural o trabajo en el campo está asociado a las palabras nek o neke, que significa «agotamiento o cansancio», diciéndose «nekazaria». Hoy hay muchas formas de trabajo, y más aún con las nuevas tecnologías; pero antiguamente el trabajo más extendido era el del campo, y si bien hoy no es la forma de sustento mayoritaria, la asociación inconsciente al sufrimiento y a la esclavitud sí la hemos dilatado hasta nuestras nuevas formas laborales.

Hoy el trabajo no dignifica a las personas sino que las esclaviza. Es tiempo y energía, o sea, vida que damos a cambio de unos euros. Aquí cabría hacernos la siguiente pregunta: ¿qué vale nuestra vida? Para algunos, se reduce a conseguir comida y cobijo; para otros, a conseguir riquezas. Pero detrás está la conciencia, que se pregunta: ¿qué sentido tiene la vida?

Ante este panorama, es lógico que los jóvenes se nieguen a trabajar y no encuentren un sentido de vida que les impulse hacia una meta de desarrollo humano, sino a llevar una existencia dominada por el egoísmo y por actitudes parasitarias.

Hay que rescatar el sentido de libertad y el sentido del trabajo sano como medio digno de sustento y no como una forma de vida sin más aspiraciones, pues no debemos vivir para trabajar sino trabajar para cubrir las necesidades fundamentales de la existencia. Hay que lograr vivir siguiendo unas pautas que no solo tienen en cuenta los requerimientos del cuerpo, sino también la exigencia de crecimiento individual.

LIBRACO

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