En el Parque de Dña. Casilda
Escultor: Francisco Durrio
Hacia el año 1920
En el año 1884 un sobrino nieto de Juan Crisóstomo de Arriaga, llamado Emiliano de Arriaga y Rivero, pudo localizar, después de muchas indagaciones, el paradero de los papeles y páginas musicales de su antecesor en un baúl venido de París, donde murió el célebre músico en 1826. A raíz de este hallazgo comenzó en Bilbao el "resurgimiento" del maestro Arriaga, al cabo de medio siglo de su fallecimiento, y de cuya vida y obra casi todos se habían olvidado.
Fruto de este resurgimiento nació la idea de levantar un monumento en Bilbao para perpetuar el recuerdo del maestro Arriaga. La escultura representa el dolor por la muerte prematura de Arriaga, el llamado "Mozart español", que tan solo vivió veinte años, entre 1806 y 1826. La musa protectora de la música, Euterpe, se halla sobre un pedestal con una lira apretada contra su pecho. Una máscara atlante y dos cabezas de estilo egipcio, todo ello rodeado de las aguas quietas de un estanque, completan la obra.
Se da la coincidencia de que Arriaga, nacido en la calle Somera, vivió desde los cinco años en la casa de la calle Ronda donde medio siglo más tarde naciese D. Miguel de Unamuno. A los trece años compuso la ópera en un acto “Los esclavos felices”, y con quince años viajó a París, donde la tuberculosis acabó con su vida el 17 de enero de 1826.