juego del go

(Continuación del artículo aparecido en www.escueladegodebilbao.com)

Quizá el título parezca algo pretencioso. Veamos.
- El go: un juego. Sí, pero no un juego cualquiera. Como dijo el periodista japonés Naoki Sanjugo: “Si uno decide contemplar el go como algo sin valor, entonces no tiene absolutamente ningún valor; y si uno decide contemplar el go como una cosa valiosa, entonces es una cosa absolutamente valiosa”. Yo destacaría al menos cinco aspectos para describir el valor del go:
1) Su valor lúdico: es divertido, es ocio de calidad.

2) Su aspecto deportivo: es una extraordinaria gimnasia mental, y recordemos eso de “mens sana in corpore sano”.
3) Su aspecto terapéutico: el juego puede ser una ludoterapia (lo contrario de ludopatía), y se sabe que es una eficaz prevención contra el mal de Alzheimer.
4) Su valor educativo: la leyenda dice que el mítico emperador Yao inventó el go para educar a su hijo.
5) Su valor filosófico: sirve para cultivar el aprendizaje más importante de todos: aprender a pensar por nosotros mismos.
- Que puede: no es obligatorio o forzoso, sino posible. El go posibilita, nos pone en condiciones óptimas para el cambio, aunque lo decisivo siempre va a ser la voluntad de cada uno. Por ejemplo, nos dicen: “Te damos un millón de euros si cambias tu vida”, y cualquiera diría: “Sí, ¿qué hay que hacer, adónde hay que ir?”; rápidamente, pondríamos la voluntad en juego.
- Cambiar: la mayor parte de las veces nuestra vida cambia incluso en contra de nuestra voluntad, porque el cambio es inevitable. Cualquier cosa puede cambiar nuestra vida: un accidente, un mal día, el encuentro con alguien... y hay cambios de muchas clases, pero el go nos pone en condiciones para cambiar a mejor, para que el cambio sea bueno.
- Tu vida: el go hace posible un cambio en profundidad, en aspectos esenciales o importantes de nuestra vida.
¿POR QUÉ EL GO PUEDE CAMBIAR NUESTRA VIDA?
Por muchos motivos:
- Porque nos apasiona, nos fascina, nos cautiva, y eso nos afecta, y lo que nos afecta nos mueve, nos cambia. Aunque solo se tome como un hobby, es un hobby tan potente que puede absorber tanto nuestra atención que ya sólo por eso puede hacer que nuestra vida cambie, porque vamos a dedicar tanto tiempo al go que poco a poco cambiaremos muchos de los hábitos que hasta ahora teníamos, y hay que tener en cuenta que, en cierto modo, la vida es tiempo, y nuestra vida consiste en aquello a lo que dedicamos el tiempo.
- El go puede cambiar nuestra vida porque nos exige desarrollar la inteligencia, ¡importantísimo!, porque con la inteligencia nos conducimos en la vida. Con el go ejercitamos no solo la mente calculadora, sino aspectos elevados de la inteligencia, como son la visión global o visión de conjunto, el discernimiento, la inventiva, la lógica y el sentido común (ese que dicen que es el menos común de los sentidos).
- Porque nos ayuda a desarrollar la capacidad de concentración, imprescindible para hacer bien cualquier cosa. Además, el tablero de go vendría a ser una especie de mandala, lleno de simbolismo: círculos, cuadrados, cruces, blanco y negro (yin-yang), etc.
- Porque aprendemos a conocernos a nosotros mismos y a los demás. Con el go podemos descubrir nuestras fortalezas y debilidades y, por tanto, sabremos en qué debemos mejorar o cambiar.
- Porque el go y la vida se parecen. Y si aprendemos a jugar al go, podemos comprender algo mejor la vida, y también mejorarla. ¿En qué se parecen el go y la vida? Vamos a ver algunos aspectos:
* El go es fácil y difícil a la vez, al igual que la vida, que unas veces nos parece muy sencilla y otras veces, terriblemente complicada. Esta paradoja se muestra de varias maneras:
1) En el aprendizaje:
- Go: se puede aprender a jugar en pocos minutos, pero jugar bien lleva toda la vida.
- Vida: creemos que sabemos vivir, pero realmente estamos aprendiendo a vivir durante toda la vida.
2) En lo que hacemos:
- Go: los maestros de go saben encontrar las jugadas más sencillas, mientras que los principiantes encuentran las jugadas más difíciles y complicadas.
- Vida: si encontrásemos a un sabio, veríamos que sabe vivir de manera sencilla y natural, mientras que nosotros, generalmente, nos complicamos la vida absurdamente.
3) En los objetivos:
- Go: se comienza aprendiendo a capturar piedras, pero después se comprueba que es más importante saber sacrificarlas.
- Vida: nos sigue preocupando poseer (capturar) muchas cosas, y con el tiempo y la madurez vamos aprendiendo la importancia de saber sacrificar cosas, o deshacerse de cosas que son un lastre.
* La práctica está determinada por la concepción o la idea previa que tengamos. Según nuestra concepción del juego, así jugamos. Según nuestra concepción de la vida, así vivimos.
* Necesidad de encontrar sentido: cada jugada que entra al tablero debe tener un sentido, un porqué, pues jugar “a lo tonto” no da buenos resultados. Ocurre lo mismo en la vida, tenemos que encontrar un sentido a nuestra vida; de lo contrario, podemos fracasar; como dijo alguien: “Quien no sabe adónde va, acaba donde no quiere”.
*El go nos facilita descubrir las leyes de la vida y de la Naturaleza, y este es quizá el aspecto más importante, pues será el que nos pondrá en contacto con el valor filosófico del juego, y con la filosofía misma. ¿Cuáles son esas leyes? Veamos algunas:
- Ley del karma, es decir, todo acto produce sus consecuencias, y no existe el azar ni la casualidad. Somos responsables de nuestros actos y de nuestras jugadas sobre el tablero. Nadie pierde una partida por mala suerte.
- Ley de polaridad o de la dualidad (símbolo del taiji o del yin-yang). En todo lo manifestado hay siempre dos fuerzas en equilibrio, inter-penetrándose.
- Leyes de la ecología: todo está relacionado; todo, por pequeño que sea, tiene valor; en la Naturaleza todo se aprovecha (reciclaje de piedras muertas), etc.
Esta similitud del go con la vida explica por qué el go se ha vinculado o aplicado a muchos campos de la actividad humana: el arte, las artes marciales, la estrategia militar, el budismo, el taoísmo, el mundo de los negocios, etc. Y esta aplicación podemos llevarla a cabo también cada uno individualmente. Por ejemplo, podemos utilizar el go para aprender a vencer el miedo. ¿Cómo?
Todos sabemos que durante una partida de go se puede llegar a sufrir, sobre todo si el rival es más fuerte que nosotros, porque nos presiona y nos pone en dificultades. Si reparamos en ello, con el go podemos probar o ensayar a jugar esas situaciones sin miedo, con el ánimo sereno, porque ¡solo es un juego! Si perdemos, ¡no pasa nada!, y en cualquier caso, ganemos o perdamos, estamos practicando a vencer el miedo y a mantener la serenidad de ánimo ante las adversidades.
Sí, claro, ya sé, en la vida no es igual, porque cuando en la vida perdemos, entonces sufrimos de verdad, no como en una partida de go. Pero ganemos o perdamos, habremos tenido la oportunidad de ver la situación problemática con más claridad, sin miedo, sin el bloqueo psicológico y mental del miedo. ¿Debido a qué?, debido a que durante las partidas de go ¡hemos ejercitado nuestra serenidad psicológica y mental!, y sabemos cómo es la mejor manera de estar ante una dificultad. Por tanto, el go nos puede servir de ayuda en la vida.
PARALELISMO ENTRE EL GO Y LA FILOSOFÍA
Pero quizá el descubrimiento más sorprendente de todos es comprobar que hay un paralelismo entre el go y la filosofía. Y cuando el go y la filosofía se unen es cuando se pueden producir verdaderamente los cambios; en caso contrario, el go podría quedarse en un simple pasatiempo, o no tan simple, pero pasatiempo al fin y al cabo, donde el jugador de go se queda "atrapado", como puede estarlo cualquier otro jugador en cualquier otro juego, sin ver más allá del tablero y las piedras. (Interesante la página web “Philosophy and Go”, en inglés: http://senseis.xmp.net/?PhilosophyAndGo).
Podemos citar algunas de las características que son comunes al go y a la filosofía:
- Tanto el go como la filosofía son milenarios. En el caso del go se dice que tiene una antigüedad mínima de 4000 años, pero yo creo que son muchos más. Y la filosofía, entendida como amor a la sabiduría, viene desde el fondo de los tiempos, y es de todos y para siempre. Ambos tienen el sabor de lo antiguo, de lo clásico, de lo que no pasa de moda, de lo que no cambia. Son algo viejo y nuevo a la vez, viejos por su antigüedad, pero nuevos para el que los encuentra.
- En ambos casos, también es necesario querer aprender, querer profundizar, querer mejorar; de lo contrario, acabamos abandonando. Pero este aprendizaje no es cuestión de acumular datos o información en la memoria, aunque también se utiliza la memoria, pero solo como instrumento, no como finalidad, ya que el verdadero aprendizaje es una forma de ampliar nuestra visión, nuestro grado de conciencia de las cosas y de las situaciones. Es como aprender a enfocar con la luz de la inteligencia para ver más claro.
- Ese ver más claro, tanto en el go como en la filosofía, no se refiere a ver con los ojos físicos, sino a ver en el mundo de lo invisible (otra vez la paradoja), en el mundo de las ideas, en el mundo de las esencias, de las causas. Ver qué ideas subyacen detrás de lo que vemos físicamente, sobre el tablero de go, o en el escenario de la vida. Esto implica, por ejemplo, aprender a ver la realidad de otra manera, o aprender a ver la vida siempre como algo nuevo, porque realmente lo es, a pesar de las aparentes repeticiones (no hay dos amaneceres iguales). Aprendiendo esto, ¿no podría cambiar nuestra vida?
- Y este aprendizaje requiere esfuerzo y dedicación. Fue Mencio, un discípulo de Confucio, quien dijo que había que dedicarse a la sabiduría con tanto empeño como se requiere en la práctica del go. Y esta exigencia parece ser uno de los motivos por los que tanto el go como la filosofía, difícilmente se pondrán de moda en estos tiempos que nos ha tocado vivir.
- Al igual que ocurre con el go, la filosofía es algo sobre lo que podemos dar o recibir muchas explicaciones, pero es uno mismo quien tiene que descubrirlo.
- Y ese descubrimiento, tanto de la filosofía como del go, solo es posible cuando practicamos. Es decir, solo se puede aprender a jugar al go practicando go, y aunque uno lea mil libros de go, hasta que no se ponga delante de un tablero y juegue una partida con alguien, va a ser muy difícil que sepa jugar al go. De la misma forma, aunque uno lea mil libros de filosofía, si no pone en práctica lo que ha recogido intelectualmente, no va a saber lo que es verdaderamente la filosofía. Practicar go podemos entender fácilmente lo que es. Practicar filosofía quizá no sea tan evidente, pero eso es lo que han hecho a lo largo de la Historia miles de seres humanos, a través de escuelas de misterios, escuelas de conocimiento o escuelas de filosofía, como es por ejemplo Nueva Acrópolis en la actualidad.
- El aprendizaje del go y de la filosofía se lleva a cabo mediante una relación maestro-discípulo, y generalmente en escuelas, es decir, en convivencia. El autodidacta no existe. No se puede aprender a jugar al go en solitario; necesitas que alguien te explique algo, o al menos jugar con alguien que sepa más. Todo jugador de go aprende de alguien, tiene su maestro. Como ejemplo, cabe citar el caso del japonés Kitani Minoru, de quien se dice que tuvo casi doscientos discípulos, todos ellos muy buenos jugadores de go. Con la filosofía es semejante: nadie puede aprender solo; es necesario que alguien que sepa más nos enseñe.
¿QUÉ NOS PASA A LOS JUGADORES DE GO?
Por mi experiencia he comprobado que mucha gente llega al go buscando. Ese fue mi caso también. Buscando algo, sin saber muy bien el qué, aunque sabes que te falta algo y crees o intuyes que en el go lo puedes encontrar. Y lo encuentras, realmente. Cuando uno descubre el go se nota, lo deja ver en su rostro, en la forma en que habla del juego. Hay un momento en el que se te enciende una bombillita y ves algo, o sea, descubres el go, y ahí es cuando el go te fascina, y hasta te “engancha”. Hay un apasionamiento, un entusiasmo que se ve a simple vista. El nuevo jugador se siente afortunado de haber encontrado un juego tan fascinante y maravilloso con el que va a poder aprender y disfrutar de verdad. Y quiere enseñárselo a sus amigos, quiere darlo a conocer, porque cree que es algo muy valioso que todos deberían conocer.
Hasta ahí todo bien. Pasa un tiempo, y ese nuevo jugador va aprendiendo, va subiendo de categoría, hasta que llega a primer dan, a segundo dan, o al máximo que haya podido lograr, y entonces se estanca. Eso puede ocurrir al cabo de varios años, cinco, diez, quince años..., depende de cada caso. Y, una vez llegado el estancamiento, podemos comprobar que, en general, suelen ocurrir tres cosas:
1.- Si el jugador ha alcanzado una categoría alta en relación con los jugadores de su entorno, sigue practicando el go, ya que puede participar en las competiciones o torneos de go que se organizan en distintos lugares con posibilidades de ganar y obtener premios. Es decir, prima el espíritu de competición.
2.- Si, por el contrario, el nivel de juego alcanzado no es bueno en relación con los jugadores de su entorno, el jugador puede seguir practicando el go durante algún tiempo, pero ya sin motivación suficiente, resignándose a su papel mediocre en las competiciones, y jugando al go casi como por inercia, porque lo ha practicado durante muchos años y le gusta, pero ya sin ese afán de aprendizaje que tenía al principio. Es frecuente que, finalmente, el jugador que llega a esta situación abandone la práctica del go, sobre todo si le sobreviene alguna situación difícil, de tipo laboral, por ejemplo, familiar, o de cualquier otra clase. ¡Lástima!, porque quizá en esa situación difícil es cuando más podría beneficiarse del go.
3.- La tercera posibilidad es la que yo propongo. Sea cual sea el nivel de juego alcanzado, el jugador sigue practicando el go porque ha descubierto su valor filosófico y, aunque técnicamente no pueda superarse, o difícilmente pueda hacerlo, bien porque no tiene cerca alguien que le pueda enseñar, o bien porque hay límites naturales que son difíciles de saltar, no obstante, sigue practicando el go porque le sirve no solo como deporte mental, sino también como vía de conocimiento y perfeccionamiento de sí mismo, como vía de reflexión y aprendizaje de aspectos de la vida con los que el go se relaciona. En esta tercera opción el jugador sigue aprendiendo josekis, sigue analizando partidas de profesionales, sigue estudiando conceptos estratégicos, yose, tácticas de juego, etc., pero tiene también presente el valor filosófico del juego.
Esta tercera opción es, quizá, la más seguida en los países orientales, donde aún se conserva, en cierto modo, el valor tradicional y filosófico del juego. En Japón, China o Corea, los jugadores de go no suelen dejar el go en toda su vida. Por eso, a veces le llaman al go un “juego de viejos”, viejos que juegan al go posiblemente desde niños, y que siguen practicándolo cuando ya están jubilados, con mucho más tiempo a su disposición, y con una salud mental envidiable.
Realmente, creo que el go es un juego para toda la vida. Un juego heredado del pasado que, atravesando los siglos, ha llegado a nuestro tiempo para servirnos como herramienta de aprendizaje para entendernos un poco mejor a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Un juego que nos pone en condiciones óptimas para descubrir la filosofía, que es amor al conocimiento, búsqueda de la verdad. Y cuando este descubrimiento se produce, entonces al jugador de go se le enciende otra vez aquella "bombillita" de los inicios, vuelve a entusiasmarse, vuelve a encontrar una nueva vía de aprendizaje, pero esta vez más profunda y más real, porque el escenario no es un tablero, sino su propia vida. Por tanto, si el jugador de go persevera, sean cuales sean sus resultados en las competiciones deportivas, si descubre el valor filosófico del juego y lo tiene presente, podrá mejorar su vida.
Bilbao, 18 de enero de 2009
Miguel Ángel Antolínez
www.escueladegodebilbao.com
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