Cuando se trata de cambiar el mundo hay que tener en cuenta una cosa muy importante: que nada cambia a mejor si uno no cambia a mejor. Para empezar proponemos valores que permiten trabajar aspectos de nuestra personalidad: la dignidad y la humildad. La dignidad nos permite comportarnos como lo que somos, seres humanos; y la humildad conocernos a nosotros para fortalecer lo que hay que fortalecer en nosotros y lijar lo que hiere a uno mismo y a los demás.