Gargantúa en la ciudad de Bilbao se identifica con un tobogán dentro de un gigante, en el que los niños entran por la boca y tienen una prueba de miedo al pasar por el cuerpo oscuro del gigante para salir luego a la luz. Está inspirado en un personaje de la literatura renacentista francesa, cuyo autor se llama Rabelais.
En este libro, llamado Gargantúa, vemos la vida de ese gigante, lo desmesurado de su alimentación, la cantidad de vino que bebe… A primera vista parece una apología del buen vivir y el buen comer, pero también encontramos una crítica de la educación anquilosada de la edad media, que se reducía a estudiar libros religiosos sin verdadera conexión con la forma de vivir.
Gargantúa recibe una educación humanista, retomando el aforismo “mens sana in corpore sano”: cultivar una mente de manera sana en un cuerpo sano también. Rabelais nos muestra una educación global, del alma y del cuerpo, con el estudio de la astronomía, la medicina, la biología, el conocimiento del mundo, acompañado de ejercicio físico y de actividades artesanales. De esta manera se combate la especialización que conduce al ser humano hacia una sola vía de expresión, una sola faceta de su vida… mal que hoy padecemos y que impide un desarrollo más polifacético y armónico del ser humano.
Decía el autor “Ciencia sin conciencia no es más que la ruina del alma».