Carl G. Jung orienta la psicología hacia el examen filosófico, porque descubrió que las crisis sociales, económicas y aun políticas son la consecuencia y no la causa del desinterés por la vida del alma humana. Ignorar nuestras necesidades interiores supone vivir hacia fuera en una carrera sin fin hacia todo tipo de desastres individuales y colectivos, justamente por la ausencia de lo propiamente humano en nuestra vidas.
El despertar de esa «potencia interior» llamada alma, plena de contenidos universales y unitarios, de saberes y gran creatividad, es imprescindible para hacer de nuestras vidas lo que realmente queremos.